El fin, se acabó. Después de nueve meses me despido de Sarah y Elliot. Con el nudo en la garganta, con la pena por no volver a saber de ellos, por hacerme sentir su amor, por estremecerme con cada palabra... Desde que comencé a escribirles hasta hoy que está preparado para maquetarse y reposar antes de salir a la calle en abril, han pasado muchas cosas. Otras historias se han cruzado antes, como la de Mateo y Clara. Otras se están madurando y están empezando a esbozarse pero ahora no es momento de hablar de ellas. Quiero dedicar este post a ellos, a los que quiero agradecer que un día acudieran a mi mente y me susurran palabras cargadas de significado para que yo las plasmase en una hoja. Han viajado de aquí para allá, incluso al extranjero. Han reído, han sufrido, han cambiado, han aprendido... y yo con ellos. Cuando escribimos la palabra FIN pensamos que todo se ha terminado pero no es cierto. Ahora. Hoy es cuando acabo con su historia. Ya no volveré a releerlos, a corregir, a matizar situaciones, a reírme con ellos y sufrir con sus delicadas situaciones. Siempre nos apena despedirnos porque son parte de ti, una prolongación, un pedazo de tu alma... Pero todo lo que empieza tiene un final, y este es el suyo.
SARAH COLLINS, gracias por ser una mujer fuerte, independiente, compasiva, sincera... por hacerme ver que los sueños están para perseguirlos y que se cumplen. Por tu constancia, tu generosidad, tu fe infinita, tu espíritu de sacrificio y tu bendita paciencia. Por no rendirte nunca, por entregarte a los demás sin pedir nada a cambio y por querer la felicidad de otros, aunque eso suponga tu propia infelicidad. GRACIAS.
ELLIOT SAVANNAH, gracias por ser ese hombre sensible, fuerte, tierno, apasionado... por enseñarme que la vida nos concede segundas oportunidades y que es entonces cuando debemos aprovecharlas para tomar ese camino. Por tu infinito amor, por sonreír de esa manera derritiendo corazones, por tu entrega y por tu preocupación por los más débiles. Por querer dejarlo todo a pesar de que eso traiga consecuencias, por tomar la decisión acertada en el momento inoportuno, por volver a sentir. GRACIAS.
Antes de cerrar este post de despedida reitero las gracias, por aportarme tanto en estos meses, por hacerme crecer como escritora y por enseñarme que los sueños se hacen realidad cuando menos te lo esperas. Hasta siempre chicos.