Sábado de un puente festivo, de esos en los que el pijama es el único atuendo que va con tu estado de ánimo. Finales de trimestre para una profesora significa estar agotada y llegar arrastrada al inicio de las fiestas navideñas. Por eso este pequeño descanso en este ajetreado mes es un regalo. Necesitaba descansar, leer mucho, volver a tocar el piano que he descubierto es una terapia fabulosa que me relaja, y sobre todo, regresar a las otras teclas, a las del ordenador.
Hace casi un par de meses que no me pasaba por aquí y aunque no sea muy asidua a pasarme por el blog, de vez en cuando me gusta escribir sobre lo que se me pasa por la mente o para hablaros de personajes, historias, opiniones... y hoy quiero hablar de los nuevos comienzos. No sé muy bien por qué, aunque tampoco le busco una explicación lógica, pues muchas veces esto que hacemos poco tiene que ver con la razón. Hace unos días comuniqué que aquella novela de ballet que tantos meses me llevó crear encontró su hogar donde espero que sean felices y os haga emocionaros y recordarlos con una sonrisa al acabar su historia. Es la séptima novela que escribo. Da un poco de vértigo decir el número. En casi tres años he recorrido diferentes lugares, he conocido a personajes especiales, distintos, con sus miedos, sus inseguridades, sus fortalezas, su arrojo en la vida... y con todos ellos la escritora ha crecido, ha aprendido, evolucionando, cometiendo errores pero sobre todo disfrutando del camino.
Ha habido momentos de bajón, de tensión, de dudar, de plantearte muchas cosas, hasta que llegas a ese momento en el que las cosas se calman y vuelven a su sitio. Esta mañana hablando con una compañera me daba cuenta una vez más del objetivo de todo esto: escribir lo que me apetece. Algunas veces se difumina el propósito de todo esto y nos confundimos tomando un camino que no nos hace felices e incluso nos hacer sentirnos mal. En este tiempo he aprendido que el único camino posible es el de escribir aquello que quiera plasmar en una hoja, escribir para uno mismo.
Por todo esto llega ese nuevo comienzo, ese renacer. Hace relativamente poco estaba agotada e incluso había perdido la ilusión, como si hubiese perdido un poco el norte en este camino. El tiempo es necesario y curativo en esas situaciones.Y cuando llega el momento lo sabes, hoy lo sé. De nuevo he vuelto a retomar la escritura, a hacerlo porque me sienta bien, me relaja, me calma. Atrás dejo historias que tuvieron su momento, que han sido disfrutadas y que siempre permanecerán en mi corazón por un motivo u otro. Vamos allá con los nuevos comienzos, las nuevas historias, los nuevos personajes, los lugares, las sensaciones... a sentir la magia donde todo comienza.
sábado, 9 de diciembre de 2017
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